La voz invicta de la radio puntana

Apasionado, Santiago Bonfiglioli tuvo al aire durante 25 años su programa insignia: “El Musical, con lo mejor de ayer y de hoy”.  

"Mijo... no me le mezquine volumen", solía decir Santiago Bonfiglioli en "El Musical, con lo mejor de ayer y de hoy", y agregaba: "Hoy canta la voz invicta de Carlos Gardel”.

 

Célebre frase que acuñó en su programa Bonfiglioli, un histórico locutor de LV13 Radio Granaderos Puntanos hasta 1981. Luego trabajó en Dimensión, en Radio Nacional, FM Libre, Popular y en FM Universidad. Finalmente, su pasión por la radiofonía lo llevó a instalar su propio estudio en su casa de calle Ituzaingó para transmitir por internet Radio Time.

 


Era hijo de María Espinosa y Santiago Bonfiglioli, y tenía cuatro hermanos: Mario, Leopoldo, Lela y Ernesto.

 

Viviana, una de sus hijas, al recordarlo dice que su padre nació en Santa Rosa del Conlara el 23 de junio de 1930. Estaba casado con Ángela Domínguez, con quien tuvo cuatro hijos: Adolfo, Santiago, Viviana y Mariana. Tuvo doce nietos.

 


Dueño de una cultivada, potente y educada voz, ingresó a la radio el 9 de julio de 1954 como locutor de turno en informativos y locutor comercial, cuando LV13 dependía de la cadena Broadcastings de LR3 Radio Belgrano.

 

Los padres de Santiago lo enviaron a estudiar a la ciudad de Río Cuarto en el seminario "Jesús Buen Pastor", de donde se retiró siendo diácono. Allí aprendió a tocar el piano y el órgano; también teología, filosofía, historia, griego, latín y oratoria. Posteriormente se vino a vivir a San Luis para estudiar Filosofía y Locución.

 



Niñez. Con sus padres, Santiago y María Espinosa, y sus hermanos mayores. Foto: gentileza.

 

“Como llegó recomendado por el obispo de Córdoba, rápidamente consiguió trabajo en el Colegio Nacional y en la escuela Normal Mixta, donde dictaba clases de Latín, y después en el banco Provincia”, explica Ángela. Y agrega: "A la mañana estaba en el banco, volvía a casa para un almuerzo rápido y regresaba al centro para las clases. Esa era su vida, un apasionado por lo que hacía, mi marido fue el creador de ‘El Musical’, su sello indeleble”.

 

Mariana, Adolfo y Santiago, sus hijos, agregan: “Cuando cerró la radio LV13 nuestro padre sintió mucho el golpe, seguramente como todos sus compañeros. Entonces llevó su programa a distintas radios: Nacional, Universidad, Popular, entre otras, y ya en su madurez tuvo su propio estudio en esta casa. Escribía de puño y letra los textos que decía con mucho profesionalismo. También grababa un programa para una radio de Río Cuarto y todos los fines de semana viajaba a Villa Mercedes donde hacía lo mismo, aunque ahí estuvo poco tiempo, lo agotaba y no le rendía económicamente”.


Mariana dice: “Papá amaba la radio, era su pasión, eso lo nutría de fuerzas, le daba vida. Estaba todo el día pendiente de su programa, hacía los guiones, las cortinas musicales, nada dejaba al azar. Era muy minucioso en su trabajo, para él era una obligación dar a conocer la buena música”.

 

“Le servía mucho estar en contacto con los oyentes, con la gente, siempre pendiente de no cometer errores. Si bien en el banco estaba bien, su gran pasión fue la radio”, acota su hijo Santiago.

 

Los varones de la familia entienden: “Papá cultivó el arte del buen decir, nunca se sintió superior a otro, tenía una extraordinaria facilidad para improvisar, era exigente en todas sus cosas, se expresaba con claridad y contundencia para que todos lo entendieran".

 

Bonfiglioli era amigo de Antonio Esteban Agüero y a menudo se juntaban para compartir un café, acá en San Luis o en Merlo. "Muchas veces mi padre solía recitar sus poemas, pero el que más le gustaba era ‘Digo el mate’. Otra situación que lo golpeó mucho fue cuando en las escuelas dejaron de dar latín; para él fue como un retroceso en su carrera y para la educación”, dice su hijo.

 

 Viviana agrega: “Papá tenía un fino oído, escuchaba un tema musical y rápidamente se sentaba frente al piano en busca de ‘sacarlo’. En los años que no existía Google, escuchaba temas en los discos vinilos y, como tocaba el órgano y el piano, tarareaba la melodía y en un rato tenía todo el tema. Cuidaba como pocos sus herramientas de trabajo, se actualizaba permanentemente, contrataba un técnico para bajar los programas y después, papelitos mediante, pegados en lugares estratégicos, se encargaba de que todo le saliera bien. Así fue aprendiendo".

 

"Recuerdo que cuando salió YouTube, no tenía ninguna información o conocimiento. Le dije: ‘Papá, ahí tenés toda la música que quieras, hay que bajarla y listo'. Él me preguntó: '¿Qué es bajarla?, ¡yo quiero tenerla en mi computadora!'. Y con una breve explicación, lo hizo. Quiero demostrar que se interesaba por todo y aprendía rápido, era una persona autodidacta, era muy lindo verlo trabajar”, dice su hija.

 

Mariana relata que su padre insistía y buscaba hasta que aprendía a hacer su programa. Así fue toda su vida: "Recuerdo que en la mesa de los domingos, con todos nosotros alrededor, se hacía un silencio respetuoso cuando comenzaba a contar historias vividas o leídas. Le agregaba cosas para hacer ameno el relato, las explicaba y graficaba con figuras de su infancia. Nunca imaginamos que en su pueblo natal hubiera tantos personajes dignos de nombrarlos”.

 

Adolfo destaca que nunca olvidó su Santa Rosa natal y a Bajo de Véliz, lugar donde concurría en búsqueda de restos fósiles. Era un permanente buscador de experiencias nuevas, nunca se quedaba con sus conocimientos, siempre quería más.

 


En familia. El destacado locutor, junto a su esposa, sus hijos y algunos de sus nietos durante una reunión familiar. Foto: gentileza.

 

Bonfiglioli recibió el apodo de “Papá” o "Papi" porque en la radio fue formador de varios locutores que aún hoy están en actividad. Se supo ganar el respeto de todos en base a su personalidad y sabiduría, fue una persona respetada y muy escuchada en cada lugar, donde además dejó su impronta.

 

Trabajó con grandes locutores como Digenaro, Eduardo Brovarone, Rubens Lavandeira, Fermín Lucero, Alba Peña, Patricia Funes y después con Nino Romero, Daniel Piñeda, Luis Horacio Sombra, Horacio Arnaldo Saitúa y Hugo Edgardo Quiroga; y los operadores Héctor "Cuellito" Cuello, Omar Papaño y Enrique "Quique" Acevedo, entre muchos más.

 

A coro, los hijos cuentan que una vez que se jubiló armó su propia radio en la casa, pero lentamente su salud se fue deteriorando. "La radio lo mantenía vivo, sentado en su silla de ruedas, miraba su estudio y no podía cruzar el patio, no tenía la fuerza suficiente. Eso para él fue angustiante, muchas veces se quedaba mirando su biblioteca, sus discos, su escritorio y sus micrófonos", evocan.

 

 



Bonfiglioli fue un gran fumador y como consecuencia sufría EPOC. Murió en la madrugada del 5 de mayo. "La noche anterior habíamos festejado el cumpleaños de nuestra madre. Esa noche estuvo bien, locuaz, divertido, nada nos hizo imaginar lo que pasaría después. A la madrugada del día siguiente nos llamó a su dormitorio, habló con todos. Para cada uno tuvo consejos y palabras de aliento, sinceras y llenas de amor, atento y respetuoso. Dueño de una cultura general y de una memoria envidiable, tuvo una partida digna rodeado de su familia", dicen sus hijos.

 

Santiago Bonfiglioli tenía 88 años cuando murió en mayo de 2019. Ángela confiesa: "Me miró mientras le pasaba mis manos sobre las suyas, creo que intentó decirme algo pero ya no tenía fuerzas. Fue como si se despidiera, se nos fue tranquilo y lleno de amor”.

 

Johnny Díaz/ALG