Cientos de personas se congregaron en la explanada de la parroquia para escuchar el mensaje del obispo de San Luis y participar de la tradicional santa misa y procesión.
En una mañana soleada y con el cielo despejado, los creyentes católicos comenzaron a reunirse en la explanada de la parroquia de Renca para participar de la santa misa que comenzó pasadas las 10:30 y fue presidida por el obispo de San Luis, Gabriel Barba, quien fue el encargado de dar la bienvenida a todos los feligreses que se acercaron a la localidad para compartir el cierre de las celebraciones religiosas en honor al Cristo del Espino.
Como todos los años, el escenario principal se instaló al frente de la parroquia, una de las más antiguas de la provincia con 258 años de existencia.
Hasta este lugar llegaron los peregrinos —que desde el lunes recorren la localidad— para participar de las distintas actividades religiosas y que culminaron este miércoles con la misa y la procesión.
En su homilía, el obispo de San Luis destacó que el Cristo de Renca tiene la particularidad que no es “un Cristo crucificado, sino Cristo yacente y en vertical. Es el que se desclavó de la cruz. Esto quiere decir que Cristo ya dio todo”.
“Nosotros estamos acá por una sola razón —dijo—, nos trae Cristo, que para muchos trae historias que vivieron con el correr de los años”, comentó en referencia a lo que los creyentes le han contado durante estos días, y lo que significa para ellos la devoción por el Santo de Renca. “Son historias de fe, son historias de vida que se dan en torno al Cristo”, señalo
Barba indicó que es importante que las familias sigan transmitiendo “esta fe a los hijos, a los nietos y a las próximas generaciones”, dado que el mundo hoy cuenta con la tecnología que “rompe todos los límites”, en referencia a las comunicaciones, lo que permite a los seres humanos “enterarnos de todo lo que pasa al instante”, pero aseguró que se “corre un gran peligro, que es perder la comunicación con los que tenemos al lado, al estrechar solo vínculos virtuales”. Por eso dijo que es importante transmitir las tradiciones y las costumbres para que “no se pierda la fe en Dios”.
Barba destacó que en estas celebraciones, tanto en Renca como en Villa de la Quebrada, ya es una tradición que sea acompañada por los políticos y, destacó: “Este año los argentinos cumplimos 40 años de democracia, con el voto, libre, responsable y secreto”. Además, aprovechó ese momento para entregarles a los dirigentes la carta confeccionada en la 122ª Asamblea Plenaria de los obispos de Argentina: “A 40 años de la recuperación de la democracia renovamos la esperanza”.
En la ceremonia estuvieron los candidatos a gobernador Jorge “Gato” Fernández, Marcelo Amitrano, el intendente de Villa Mercedes Maximiliano Frontera, la jefa comunal de Renca, Romina Peralta, y la presidenta provisional del Senado María Angélica Torrontegui, entre otros.
A las 11:45 comenzó la tradicional procesión encabezada por la imagen de la Virgen María. Unos pasos más atrás, el Divino Señor de Renca, en los hombros de los portadores, comenzó a transitar las cuadras. A medida que pasaba, los feligreses levantaron sus pañuelos amarillos para saludarlo.
De esta manera, finalizó una de las dos celebraciones tradicionales que se realizan en la provincia. A las 15 llegará el turno de los festejos religiosos en Villa de la Quebrada.